Hebaristo, el sauce que murió de amor es un cuento del
escritor peruano Abraham Valdelomar, que forma parte del grupo de los llamados “cuentos criollos” o “neocriollos”, aunque otros estudiosos consideran que tiene otras características que lo ubicarían más bien dentro del rubro de los cuentos fantásticos del escritor.
Personajes
Primarios
- Hebaristo, un viejo sauce solitario e infecundo, plantado de casualidad en las afueras del pueblo, en una parcela surcada por un arroyo, donde se marchitaba lentamente.
- Evaristo Mazuelos, el joven boticario o farmacéutico del pueblo, un alma solitaria, huérfano de origen. Su lugar de trabajo era la botica llamada “El Amigo del Pueblo”, en la esquina de la Plaza de Armas. Creyó ver en Blanca Luz, una chica escuálida, la encarnación de su ideal amoroso.
- Blanca Luz, la hija del Juez del pueblo, quien es descrita de manera caricaturizada: “una chiquilla de alegre catadura, esmirriada y raquítica, de ojos vivaces y labios anémicos, nariz respingada y cabello de achiote, vestida a pintitas blancas sobre una muselina azul de prusia”.
Secundarios
- El Dr. Carrizales, Juez de Primera Instancia, padre de Blanca Luz.
- De la Haza, Secretario de la subprefectura y redactor de "La Voz Regionalista", el decano de la prensa local.
- El Sr. N. Unzueta, Alcalde del pueblo y a la vez propietario de la farmacia "El Amigo del Pueblo".
- El carpintero, dueño de la “Carpintería y confección de ataúdes de Rueda e hijos”.
Estructura
El cuento está dividido en seis secciones o capítulos cortos, numerados con dígitos romanos.
I.- Empieza describiéndonos el escenario del cuento, la aldea de P. y su héroe local, el coronel Marmanillo.
Luego nos presenta a los dos personajes cuyas vidas están extrañadamente entrelazadas, el boticario Evaristo y el sauce Hebaristo, almas gemelas y solitarias.
II.- Se relata la pasión amorosa del boticario Evaristo por una esmirriada chiquilla, Blanca Luz, hija del juez o magistrado de la aldea. Pero ella y su padre, luego de estar poco más de un mes en el pueblo, se marcharon lejos. Evaristo había idealizado a Blanca a tal punto que persistió en esperarla.
III.- Al igual como Evaristo, el sauce Hebaristo (plantado en las afueras del pueblo) sentía la necesidad de afecto, en este caso del polen fecundizador, pero este jamás llegaba.
IV.- Evaristo envejeció esperando el retorno de Blanca Luz, e igualmente se marchitó el sauce Hebaristo. Al atardecer iba Evaristo a sentarse cerca del sauce. Hasta que un día Evaristo no apareció y el sauce presintió lo ocurrido. Esa misma tarde vino el carpintero, quien cortó el árbol y se lo llevó.
V.- El tronco del sauce sirvió para hacer el ataúd de Evaristo y en su entierro el alcalde del pueblo pronunció un discurso muy sentido, donde aludió al “ataúd de duro roble” donde yacía el cadáver de un “honrado ciudadano”.
VI.- El carpintero, enterado del discurso, cobró como si el ataúd fuese en realidad de madera de roble. El alcalde le reclamó, pero el carpintero le dijo que no se retractaría a no ser que rectificase su discurso. Al final el alcalde aceptó pagar el precio pues no quiso modificar su discurso.